Hay momentos
eternos,
esos que
abarcan todo
se enraízan
en el alma
y nunca
dejan de latir.
Hay momentos
hermosos
que uno no
quiere que pasen
también hay
de los otros
que deseamos
olvidar.
Hay momentos
dulces
que
saboreamos enardecidos,
y aquellos
que acongojan
y dan ganas
de llorar.
Pero todos
los momentos
agradezco en
esta hora,
porque hacen
lo que soy
mi fortaleza
y debilidad.
Puedo decir
que hoy
mis pasos
firmes
se sostienen
en los momentos
que la vida
me hizo pasar
aquellos
malos y aquellos buenos
los que
trajeron guerras
y los que
trajeron paz.
Y a seguir por
el camino,
todos ellos
me invitan
a recorrer
sus parajes
con los
pasos sin prisa
sintiendo en
la frente
el vendaval
o la brisa
simplemente
dando gracias,
por poderlo
transitar.