Muchas veces
el arcoíris se apoderó de todo, llegó junto con la primavera, con esos
colores que la vida te regala a veces y se instaló fugaz en el alma, y
brilló tanto, que puede ver su esplendor en cada inhalar y exhalar de
mis pulmones.
Luego el
amarillo apareció en mi cielo y estiré lo más alto que pude mi frente
intentando acaparar su bondad todo el tiempo que pude. Ese color se deslizó por
mis días de verano regalándome una vida llenita de luz.
Y de
apoco va llegando el otoño y hoy mi color favorito es el naranja, el
naranja del atardecer cuando las hojas irán cayendo de sus ramas, los
pájaros se preparen para dejar sus nidos y mis manos se abran para decirles
adiós... y esta vez estiraré mis brazos para intentar sujetar a los que parten,
hasta que por fin entienda que es parte de la vida el dejar ir...
Y algún día
llegará el invierno, como esa promesa gris que trae su nombre, y estoy segura,
muy segura que no será el gris mi color favorito.
Cuando
llegue el invierno escribiré otro poema, hablaré de praderas, con frondosos
árboles, hablaré de jardines con niños jugando, y de un camino que recorrí
acariciando todos los colores que existen en el mundo y puedo jurar que
entonces será el verde mi color favorito, el verde esperanza, ése, ése será mi
color.
Mónica
Gribaudi