La última noche del mundo
Escucho tus carcajadas, la venganza se instaló en tu boca, escupes, chorreas lava por las comisuras de tus labios, gritas incoherencias mientras todos corren.
Era lo que esperaba... Te defiendes...
Acumulaste años tras años nuestras injusticias, volcamos dentro de ti nuestra crueldad, en algún momento no podrías aguantar mas, gigante herido que nos atacas con todo tu ser, nos lo merecemos.
No debió ser de otra forma nuestro final...
Es una noche tan fría que no alcanzan los leños y las cobijas para calentar el cuerpo y tiembla desde el alma nuestra humanidad, no alcanza ya con el arrepentimiento, hubo tiempo de sobra para arrepentirse, ahora solo nos queda soportar y resistir, aunque sé que es en vano, lo presiento en mis entrañas, el final se acerca, nuestro planeta por fin reclama.
Afuera es un caos, la energía eléctrica no funciona, la central sufrió un problema a causa del terremoto, la tormenta sigue sobre nosotros, hay varias zonas inundadas.
El viento se lleva los techos de las casas, puedo sentir los gritos de mis vecinos pidiendo ayuda.
Me abrazo a mis hijos que lloran, otra vez se mueven las cosas, se nos cayó el mueble del baño al piso junto con otros muebles, incluso una parte de la pared de la cocina. Nos refugiamos dentro del ropero y Luis está tratando de clavar una madera en la ventana cuyo vidrio rompió el viento.
No quiero pensar en lo peor, pero es inminente una desgracia, oramos y le pedimos a dios que nos ayude, no hay donde esconderse, solo nos queda éste, nuestro refugio, pero se cae a pedazos por la tormenta y los movimientos de tierra, por ahora no llegó el agua a nuestra puerta, falta poco.
Todo fue tan rápido que ni tiempo tuvimos de guardar alimentos,¿qué les voy a dar de comer? Por dios!!!
Tengo miedo...
Mónica Gribaudi
Mónica Gribaudi