-Te voy a contar un cuento hijo... Había una vez, allá en el horizonte, una madre que amanece acariciando
el rostro de su pequeño que despierta. Es invierno y la temperatura fuera del
hogar es muy baja pero no se siente
dentro de la humilde casita de chapa y madera. La mamá enciende el Primus y
calienta la leche en una vieja pero lustrosa cacerola de aluminio, se la
prepara con Gofio y se la lleva a la cama. Luego el niño se viste, se lava la
carita en el latón con agua que la mamá le calentó en la caldera, come un
refuerzo de pan casero con dulce, se pone la túnica y se abriga bien, lo
despiden miles de besos y abrazos y se marcha para la escuela deseoso de que llegue
la noche para jugar con su padre… Había una vez un niño que hoy es un hombre y con mucho sacrificio lleva
adelante su hogar junto a la mujer que eligió como compañera y todos los días
antes de salir de su casa para el trabajo besa la frente de sus hijos y
agradece a dios el amor y los valores que recibió desde pequeño y que ahora
transmite a sus niños.
- - ¡Igual
que tu papá!, te crees que duermo cuando me vienes a saludar de mañana, pero
algunas veces te siento cuando abres la puerta…
-Si mi
pequeño, es que el niño del cuento soy yo…
Mónica
Gribaudi
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