Tienes razón querido Unamuno, los ojos de quien amo son mi tierra en ellos mis sueños, mis raíces, la vereda donde descanso mi andar y recupero la fuerza.
Y tú, querido Ruben,
más que ciertas tus palabras, me encuentro presa y de esta guerra, quiero el fuego y la locura.
¡Ay de los poetas, del amor y sus pasiones!
Delmira si te contara, las noches y las mañanas. El día que es mío y de él, el amor y mi espíritu, gajo de lilas.
Y la tierna brisa que envuelve mis horas desde el día aquel, desde aquel día en el que me trajo su nombre: Alberto como poesía hecha realidad.
Mónica Gribaudi
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