Ayer cuando salí del trabajo y me dirigía a casa, mientras
mi ómnibus pasaba por la Avenida General Flores en donde están construyendo el
nuevo corredor cuyo costo es de unos 40 millones de dólares según leí por ahí, no
podía dejar de pensar en mis hijos. Subió
un niño a vender galletitas, un pequeño que tendría más o menos la edad de mi
nene, unos 11 o 12 años. El pequeño saludó al chofer. ¿Cómo estás? Le preguntó éste
y su respuesta fue una bomba que cayó directo a mi corazón de madre, -Bien- le
dijo-Acá con frío- Esas simples palabras en esos labios tan pequeños me hicieron
llorar. Mientras lo escuchaba ofrecer sus productos con esa mirada curtida por
la calle y esa inocencia caduca a fuerza de miseria, no podía dejar de
preguntarme ¿cómo es posible que un niño a esa hora esté trabajando y no en su
casa que es donde debería estar calentito, con la pancita llena y disfrutando su
niñez?
Me gustaría saber ¿por qué los “especialistas” quienes son
los que tendrían que buscar soluciones y tratar de acabar con estos problemas,
no hacen nada? Si, ya se lo que me contestarían algunos de ellos si les preguntara,
su respuesta más feliz es que según las estadísticas la pobreza ha bajado a
determinado porcentaje, que los niños en situación de vulnerabilidad son cada
vez menos y que el Estado hace todo lo posible.
Saben qué, no les creo, mientras me siga encontrando con
ojitos tan pequeños, pero tan resabiados por la vida, mientras escuche esa voz
que debería ser la más dulce, pero que se ha vuelto agria a base de hambre y frío,
la palabra estadística me suena a heladera, a “Soy un frezzer” en la voz de
quien la usa, porque hay que tener el corazón muy duro para estar en el poder y
no llorar todos los días por tanta miseria ajena y más aún cuando son nuestros
niños los que sufren..
Mónica Gribaudi
Montevideo-Uruguay
Mónica Gribaudi
Montevideo-Uruguay
Ahora ya sé quien es ese niño del ómnibus. Una triste realidad. Un texto conmovedor.
ResponderBorrarAbrazo, Mónica.
Y es cierto lo que escribo Edgar, un día salí de mi trabajo y me tomé el ómnibus para ir a mi casa y sucedió esto que cuento.
BorrarEse día hacía mucho frío acá en Montevideo y ese niño subió a vender galletitas.
Realmente triste...
Te dejo saludos y muchas gracias por tu apoyo!!!